jueves, 24 de septiembre de 2015

Borrador capítulo 2



Capítulo 2
La calma que precede a la tormenta

Me apresuré en bajar a la celebración por si Arthema ya estaba allí, bajando el camino que lleva a la aldea los últimos rayos de sol teñían de un color rojo anaranjado todo cuanto alcanzaba la vista, desde las nubes hasta la loma del solsticio, pasando por el mar y continuando por la playa, la lonja y el mercado y seguidamente la aldea, hasta que como una trémula llama apunto de consumirse, el sol se ocultó tras el horizonte dando paso a la noche. Tras de mí tímida aun asomándose por encima de los arboles, la luna se erguía lentamente, una luna llena y brillante como jamás había visto empezaba a iluminar con su azulada luz la aldea.
Al llegar abajo me deslice entre la gente de hoguera en hoguera buscando a Arthema, aún no había llegado. La alegría colmaba el lugar, hasta donde alcanza mi memoria no recordaba un Hyldeghar tan alegre y multitudinario desde hace muchos veranos, la gente rebosaba alegría, todos se arremolinaban alrededor de las hogueras y de la gran “Rosa” como si danzaran alrededor de la embarcación. De pronto a mis espaldas se armó un alboroto entre los jóvenes, y al oír el apellido Kargen me giré y allí estaba Arthema acercándose hacia mi con el pelo recogido, con un vestido de lino blanco, jamás la había visto de esa manera, tan bella con esa sonrisa que la caracterizaba pero ruborizada como no la había visto nunca, se acerco a mi y mirándose el vestido me preguntó:

¿me ves bien?, No se tal vez el vestido es demás....”

Yo la interrumpí y le conteste sin poder apartar la vista de sus preciosos ojos:
No podrías estar mas bella, realmente me has sorprendido gratamente. De verdad.”
Y así era, de la cabeza a los pies su belleza natural se entrelazaba en armonía con cada detalle: sus sandalias atadas al tobillo con una cinta cruzada y con una lazada detrás, un vestido sobrio pero elegante de lino blanco con tirantes con una cinta color calabaza en la parte alta de la cintura, su pelo recogido en una trenza que le descansaba sobre un hombro, su piel blanca moteada ligeramente de caprichosas pecas aquí y allá. Me quede unos instantes embelesado mirándola, admirando su belleza cuando de pronto el suelo tembló bajo nuestros pies como cuando un trueno estremece con su sacudida todo a nuestro alrededor, duró apenas unos segundos, el suficiente tiempo para que me temblaran las piernas al ver a Arthema abalanzarse sobre mis brazos. Todo el mundo se sobresaltó con el temblor pero al poco tiempo continuaron con la celebración , yo sabía que no era un trueno, no era época de lluvias y el cielo estaba mas despejado que nunca, la luna brillaba como nunca acariciando con su luz azulada todo cuanto las hogueras no iluminaban, nos acercamos a una hoguera a comer algo y todo el mundo miraba a Arthema al pasar, era comprensible ya que siempre solía vestir con ropas de trabajo y el pelo alborotado, pero esa noche se la veía radiante. Estuvimos hablando sobre el día siguiente, de los eventos de Hyldeghar, hablamos del “La Rosa” y reímos bromeando e imaginando que pasaría si al botar la embarcación se hundiera como una piedra.

Llegando al filo de la media noche, nos levantamos y nos dirigimos hacia “La Rosa” para alejarnos del bullicio de la multitud, a mitad de camino noté como una suave brisa que venia del interior de la isla, algo inusual, de pronto vi como una sombra como un manto de oscuridad recorría el suelo avanzando hacia nosotros desde la loma del solsticio, levante la vista y tras de Arthema sobre la cima de la loma, una ola como jamás había visto, sobrepasaba los arboles y engullía todo a su paso como si quisiera tragarse la isla, ni siquiera parpadeé cuando cogí a Arthema del brazo y supongo que ella al verme la cara de pánico ni siquiera preguntó y empezamos a a correr hacia “La Rosa”. La inmensa hola que parecía no tener fin a cada lado, acabó envolviendo la isla mientras seguía bajando por la loma cuando al fin llegamos a la embarcación, yo ayude a subir a Arthema y cuando estaba apunto de alcanzarnos la ola conseguí subir a la cubierta pero la ola levantó la embarcación velozmente y caí en el interior del cubículo bruscamente golpeándome contra el suelo de madera, luego recuerdo que entro agua y todo el barco agitándose
y también tragar agua varias veces, luego silencio. Recuerdo despertar aletargado, primero oscuridad total, un silencio sepulcral y la incapacidad de sentir mi cuerpo, no podía respirar, ni siquiera articular palabra alguna, de pronto empecé a oír la voz de Arthema casi imperceptiblemente pronunciando mi nombre entre sollozos. Mi cuerpo no respondía por mucho que lo intentase, las palabras se ahogaban en mi interior, aun así su voz era mi faro en el oscuro vacío que me encontraba y seguí luchando, por moverme, por articular palabra, cuando de pronto un destello, seguido de una visión borrosa, era ella y aunque no la distinguía sabia que era ella y tras una convulsión en la que saqué el agua que había en mis pulmones tome una gran bocanada de aire y le respondí pronunciando su nombre, poco a poco mi cuerpo empezó a reaccionar y empecé a volver en mi, alargué mis manos hacia ella, mis oídos volvieron a recuperar su agudeza, mi visión volvió a ser clara, como pude la abracé con todas mis fuerzas mientras ella no paraba de preguntarme si estaba bien.

Aún era de noche, estábamos empapados, temerosos y desorientados por todo lo ocurrido, como pudimos nos pusimos en pie para asomarnos por la entrada, íbamos a la deriva en un mar embravecido y sin ver la isla por ningún lado, pero no perdimos la calma y así como la mala mar amainó, nos dispusimos a revisar y asegurar la embarcación y todos sus cabos y velas, achicamos el agua del interior, aseguramos las escotillas. En breve empezó el cielo a clarear y el mar dejó de estar picado, con los primeros rayos del sol empezamos a secarnos las lágrimas y a recapacitar sobre nuestra situación......

continuará...